Los arquitectos pasan gran parte de sus carreras buscando la manera de poder llevar sus ideas al mundo real. En muchas ocasiones, esta búsqueda resulta en adoptar o desarrollar algún estilo o lenguaje que permita traducir los anhelos del diseñador a realidades concretas. Sin embargo, llegar a ese punto es un proceso que requiere dedicación, esfuerzo, tiempo y una exploración profunda que logre crear una conexión entre el medio y el artista, para que ambos trabajen al unísono de forma orgánica. Al examinar la obra de Frank Gehry podemos apreciar cómo la búsqueda de ese estilo es un camino complejo que nunca termina de completarse. Por otro lado, su trabajo evidencia la intención del creador en toda su obra. Por lo tanto, la obra de Gehry no es producto del azar, sino que es el resultado de una rigurosa toma desiciones conscientes que facilitan la expresión intencional del arquitecto.
La obra de Frank Gehry es tan polémica como fascinante. Su estilo destaca por la deconstrucción de formas, el uso de la curva, la deformación de geometrías y por crear estructuras que, lejos de aceptar su contexto, lo desafían. En el documental se muestra la manera en que esta forma de hacer arquitectura nace de un largo proceso que buscaba reflejar la intención del creador. El resultado de esa búsqueda se traduce en un lenguaje compositivo que celebra la curva y establece formas de organización poco convencionales. Sin embargo, lograr dar con el medio adecuado para satisfacer las necesidades del diseñador es un proceso que admite la variación en estilos, formas y estrategias. Por ejemplo, vemos como cada iteración de la casa destinada para el señor Lewis acerca a Gehry a su esencia, a la vez que lo aleja de su objetivo final.
Para muchos críticos, el catalogo de Gehry se basa en una arquitectura que raya en el desorden y en el capricho del sujeto. Sin embargo, al adentrarnos en el proceso creativo de este gran arquitecto vemos que su obra nace de unas intenciones puntuales que, entre otras cosas, evocan emociones humanas y transmiten una transición fluida entre los elementos de la obra. Por lo tanto, sus proyectos, a pesar de que no responden a las normas convencionales, si responden a una serie de parámetros que nacen de sus intenciones compositivias.
Finalmente, el debate alrededor de la obra de Gehry es uno que sigue fascinando al mundo de la arquitectura ya que admite múltiples acercamientos y discuciones. Sin embargo, debemos reconocer que su obra, lejos de ser producto de arranques creativos, responde a una serie de intenciones, reglas y estrategias que les resultan naturales a las geometrías que el diseñador emplea en sus edificios. Además, es importante reconocer la manera en que el estilo deconstructivista de Gehry es el resultado de una exploración porfunda que lo llevó a adoptar ese estilo como el medio más apropiado para crear una arquitectura emocional que toca la fibra humana de las personas.
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