Durante mucho tiempo se ha tratado de definir lo que es la arquitectura y cómo esta se debe practicar. Algunos grupos proponen una arquitecura basada en el orden, el conxtexto y lo práctico o funcional. Por otro lado, existen aquellos que se inclinan por un tipo de arquitectura más sentimental, artística, libre y, en ocasiones, desafiante. A pesar de que existen otras formas de hacer y entender la arquitectura estos extremos del espectro nos permiten entender dos visisones que, aunque aparentan ser opuestas, llegan a resultados similares.
La arquitectura tiene un componente técnico-científico que nos permite alcanzar una rigurosidad y objetividad propia de toda disciplina académica. Los arquitectos que se dejan seducir principalmente por esta área de la arquitectura tienden a realizar obras que reconocen sus contextos particulares y se dejan regir por una serie de normas estéticas y estilísticas generalmente aceptadas. Las obras de Rafael Moneo son el mejor ejemplo de esto ya que este logra concebir proyectos cuyas composiciones responden a un contexto y función en particular. En sus edifcios cada volumetría, eje, fenestración, material y envoltura, etc. son la conclusión lógica nacida desde un análisis exhaustivo del contexto físico y temporal de sus propuestas. Otro aspecto a resaltar de la arquitectura académica de Moneo es la manera en que la forma de sus edificios reponden a la función de los mismos de una manera convencional. Es decir, que cada edificio busca replicar aquellas tipologías reconocidas como propias de albergar cierto tipo de actividad. Sin embargo, esto no quiere decir que sus estructuras son simples réplicas de la arquitectura pasada, sino que estás reconocen y celebran aquello que ha funcionado y lo trae al presente con ideas innovadoras. Por lo tanto, se puede sueir que los arquitectos que se sienten atraídos por esta corriente de pensamiento buscan innovar y crear partiendo de unas prácticas y fundamentos teóricos aceptados ampliamente por el gremio.
Por otro lado, no se puede negar que la arquitectura posee un componente artístico que permite la expresión pura del individuo. Los arquitectos que se inclinan por este lado se permiten realizar obras que responden mayormente a la visión creativa del diseñador. A pesar de que muchos proyectos nacidos bajo esta corriente suelen ser controverislaes por su atrevimiento y peculiaridad, estos pueden y deben pertencer a las conversaciones serias de lo que es la arquitectura. Por ejemplo, las obras de BIG, Zaha Hadid, Gehry, Gaudí y el “duck architecture” han resaltado y desafiado los límites de la arquitectura en cuanto a lo que es posible construir físicamente y en cuanto a que la sociedad está dispuesta a aceptar como algo que merece tener su espacio en el discurso arquitectónico de las ciudades. Los avances tecnológicos han permitido que este tipo de arquitectura sea más frecuente en la actualidad. Por lo tanto, ya no es inusual observar edificios cuyas fachadas, envolturas, materialdades y volumetrías celebran con más fuerza la parte artística de la arquitectura. Esto no significa que la arquitectura académica no sea otra forma de hacer arte, sino que la arquitectura visceral busca como norte crear espacios habitables que sean piezas de arte desafiantes dentro de nuestros espacios. Se puede concluir entonces que este tipo de arquitectura es más libre y personal, pero esto no la exime de seguir reglas de composición, estilísticas y naturales que diferencian a la arquitectura del arte puro.
En conclusión, el debate interminable sobre la manera más adecuada de hacer arquitectura es uno intenso y fútil. La arquitectura es una disciplina que, a diferencia de las ciencias naturales o médicas, da espacio para una diversidad de soluciones a un mismo problema. Por lo tanto, no se debe cancelar ninguna posibilidad de hacer arquitectura. Sin embargo, en lo personal, me inclino por una arquitectura que sea más visceral y que reconozca el lado artístico de la profesión ya que en ella uno puede explorar y expandir el campo de la arquitectura de una manera más fácil que practicando una arquitectura de corte más académico. Esto no quiere decir que la “buena” arquitectura solamente se logra siendo más visceral, pero entiendo que este tipo de arquitectura nos acerca al origen de la profesión y a aquellos primeros refugios que construyó el hombre para saciar sus necesidades. Con la arquitectura visceral es más fácil traducir lo creativo a un diseño contcreto, mientras que con la arquitectura académica es mucho más complejo lograr lo mismo. Entiendo que nuestras ciudades necesitan más obras viscerales que conviertan edificios en símbolos y que celebren su individualidad y sus funciones particulares. Sin embargo, toda arquitectura y, por consiguiente, todo arquitecto debe tener cierto respeto por lo técnico y académico ya que de lo contrario solamente sería un artista. Del mismo modo se debe tener cierto grado de expresión artística ya que si solamente nos mantenemos en lo técnico o académico nos estaríamos convirtiendo en miembros del gremio de la ingeniería.
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